"En el límite de la tierra de los hombres, erguido en la cumbre que embrujó sus noches, el joven alpinista yergue su cuerpo y su corazón, su alma y sus sueños.
Una región de nieve y rocas se extiende ante él hasta perderse de vista, en medio del silencio y el misterio infinito."
Gaston Rébuffat

29 de diciembre de 2014

Los Picos: Escuela de Alpinismo

Éste que acaba, ha sido un año de cambios, de cerrar etapas y acabar proyectos que empezaban a durar demasiado. Un año de trabajo y viajes, pasando poco tiempo en casa sin apenas un momento para pensar en todo lo que estaba ocurriendo. Una vorágine de cosas que se sucedían a base de inercia y tesón.

Ha sido el último año de la formación de guías, con mucha tensión acumulada, mucho entrenar, trabajar y practicar para pulirnos día a día. Todo ello mezclado con lesiones mal curadas, vida personal y gymkanas laborales entre caminos, paredes y carreteras de montaña...

Conducción de esquí de montaña. Oberland, Suiza.
Conducción en alpinismo. Pilar Gervasutti.
Un otoño excepcionalmente bueno, con una meteo siempre amable, nos permitió estirar la temporada hasta bien entrado noviembre. Vivacs fríos y una luz que anunciaba un invierno que ha tardado en asentarse. 

Trabajando en la Arista Cabrones-Cerredo
Cumbre de Peña Santa.
Anochece en Urriello.
Con un otoño casi inexistente, el invierno apareció de repente con las primeras nieves. Motivo más que suficiente para empezar a pensar en los esquís y los piolets, preparar trabajos para esta temporada y retomar proyectos pasados que vuelven a coger forma.

Aprovechamos una primera nevada para, con más motivación y fe que buenas condiciones, acercarnos a Ubiña y echar un ojo a ver como estaban las cosas... Teníamos un curso unos días después y había que ver las condiciones. Si ademas dábamos unos giros, mejor que mejor.

Subimos por la Arista Este por aquello de trepar un poco y así ver las condiciones de la cara norte. Aún le falta, pero la cosa promete.


Ambiente asegurado.
Arista Este. Fácil pero juguetona.





















Una vez en la cumbre descubrimos que las opciones de bajar esquiando eran mayores de lo que esperábamos. El viento se había encargado de acumular la nieve en La Fana.

¡Portillón de salida! 
La nieve, aunque algo compactada, nos dejó disfrutar de un descenso hasta más abajo del Meicín, quitándonos los esquís apenas 50 metros en el Collao de Terreros y unos metros en el refugio. Un regalo para dos pobres enfermos de montaña invernal, en cualquiera de sus facetas.


La Fana, primera bajada del año.
Jugando con el terreno.






















Aunque unos días después llovió y las condiciones empeoraron sensiblemente, pudimos llevar a cabo el curso. Como es tradición, no pudo hacer bueno los dos día, soportando nieve papa y humedad infinita toda la jornada del sábado. 
De recompensa, el domingo amaneció despejado y con la nieve en perfectas condiciones para seguir practicando con los crampones, el piolet y las técnicas básicas de aseguramiento en nieve.
Cuanto más enseño estas cosas, más convencido estoy en la importancia de no saltarse etapas en la montaña. No querer escalar con crampones si nunca se ha caminado con ellos, no querer empuñar dos piolets sin saber que hacer con uno, como autodetenernos y como gestionar un terreno en el que no hay posibilidad de asegurarse a nada. La montaña invernal exige mucho más que la estival. Exige seriedad, respeto y altas dosis de sentido común, algo que sin duda, se puede y debe cultivar.

En la Forqueta del Portillín. 

Tras este fin de semana de trabajo y viendo las condiciones, tanto a Fer como a mi se nos encendió la bombilla: Hay que ir pa´rriba!
Los viejos proyectos empezaron a revivir... ¿Cómo estará esto?. ¿Se habrá formado aquello otro?.
No hay nada como ir al monte para descubrirlo, aunque esta vez teníamos información de buena mano, ya que Rober e Iñigo habían ido a La Estrecha y nos habían mandado alguna foto.

Hace un par de años que, escalando la Arrieta en Peña Santa de Enol, vimos que justo a su derecha, se formaba otra cascada.
La pinta de ese primer largo era muy buena, así que solo quedaba estudiar las opciones que había más arriba. Fotos desde aquí y desde allá dejaban ver que, entre la Arrieta y la que llaman La de la Derecha, había una línea lógica e independiente hasta el punto donde confluyen casi todas, un largo por debajo del hombro que une La Grieta Rubia y El Corredor del Marqués. 

El pasado viernes, sabiendo más o menos las condiciones que había, nos fuimos al Macizo Occidental en nuestro modo habitual, "Fast&Furious": en el día y sin dormirse

Salimos de Pandecarmen a eso de las 06:20 de la mañana. Aquí abajo hay una espesa niebla que parece querer desaparecer a medida que subimos. Ya en La Fragua se empiezan a intuir las cumbres del Cornión.

En Las Barrastrosas nos ponemos los pinchos e intentamos comer algo. Los excesos navideños hacen que nos tengamos que inventar las ganas de comer algo, mientras repetimos algún efluvio a langostino, roast beef y turrón, aderezado por un sudor con denominación de origen: Ribera del Duero.

Vistas hacia Las Barrastrosas y El Cantábrico.

Debajo de la Canal Noreste nos ponemos el arnés y demás zarrios y seguimos dándole la vuelta al monte, hasta situarnos bajo su cara Este.
Ésta es la mejor baza para esta época, ya que le da bastante el sol y permite que se forme hielo en los primero meses del invierno.
Nuestras sospechas se confirman, y parece que hay hielo suficiente para subir casi por cualquier lado.

Bajo la cara este.

Unos metros por debajo de la canal de entrada a la Arrieta nos paramos a estudiar la pared y por donde atacarle. Nos asomamos al interior de la canal para ver si la cascada que recordábamos seguía allí o había sido un recuerdo que nuestra propia ansia se había encargado de acrecentar. 

Allí estaba: azul, reluciente y con un aspecto bastante sólido. Aprovechamos la primera reunión de la Arrieta. Es el mejor lugar ya que estás protegido de los cascotes de hielo que se desprenden de la pared por efecto del sol.
El objetivo estaba claro y en principio parecía asequible, así que sin pensarlo dos veces, me cargué con todos los cacharros y empecé a escalar.


Primeros metros de la cascada del L1
A la izquierda se aprecia la Arrieta 





















El primer largo comienza por una cascada con unos 6 metros verticales. Tras este primer murito, tumba un poco, alternando pasos más tiesos. La primera mitad se protege bien, con buen hielo para los tornillos. Después de unos 20 metros, la calidad del hielo cambió bastante, debido a la nieve que tenía encima. Como suele ocurrir en Los Picos y en muchas vías de La Cordillera, cuando la pared tumba y te crees salvado, descubres que se trata de unas placas imposibles de proteger y sin muchas opciones para ganchear con los piolets en la roca. 
Tras bregar mucho tiempo por un terreno que no permite caídas, salgo a un espolón donde consigo colocar algo decente y sigo en busca de un lugar para montar reunión. 
Desde aquí vemos que ha llegado gente al pie de la Cara Este. Son Juanín y Mario con dos amigos. Unos van para la Arrieta, y Juan y Mario para La de La Derecha. 
Tras una zona más fácil, monto reunión en la margen derecha de la campa donde acaban las dificultades de la Arrieta, sobre un buen bloque.
Fer sube como una posta, imagino que para entrar en calor después de haber estado quieto más de una hora


Fin de las dificultades del L1
Llegando a la R1 



Le paso el material que me ha sobrado y seguimos. Ante nosotros se abre una evidente y estética sucesión de diedros a modo de canal con una pinta buenísima. La nieve mejora y se vuelve casi hielo. Condiciones perfectas.


L2. Precioso y con buenos seguros.
Resalte vertical antes de montar reunión. 






De vez en cuando nos miramos y nos entra una risa floja, mezcla de ilusión y relajo total. Como bien dijo Fer, estamos disfrutando como jabalíes en un charco!
Estira la cuerda a tope y monta reunión sobre dos clavos y un alien. No muy cómoda pero fiable, que es de lo que se trata.


Los peones y la Reina

L2 visto de la segunda reunión.

Acabo el largo sorprendido de lo estético que es. Más fácil que el anterior pero precioso... Vamos, lo ideal.
Cambiamos el material sin entretenernos mucho ya que la reunión es algo incómoda. Aquí se quedó un clavo de los dos que dejamos en la vía.
Sobre nosotros sigue el diedro/goulotte unos metros más hasta que acaba en unas campas colgadas con dos grandes riñones de roca sobre ellas.

Inicio del tercer largo. Qué pena que no sea así entero. 

Intento pasar el primero de ellos por la derecha, asomándome sobre Juan y Mario, pero encuentro nieve muy inconsistente y de esa ya he tenido bastante.
Paso por la izquierda, por una campas tumbadas, a unos 10 metros sobre la canal de la Arrieta. Escucho a los amigos de Juan escalar pero no puedo verlos ya que nuestra vía va unos cuantos metros por encima de las otras.

El segundo riñón lo paso por la derecha, encontrando una estrecha canal de nieve azúcar que me deja en el final de las dificultades. Monto reunión en roca y aviso a Fer. Mientras le aseguro, Juanín aparece detrás de mi. Su cara lo dice todo. Las condiciones de su vía eran perfectas.

Salida Andina a la R3. Al fondo el Macizo Central.
Aquí ya estamos en terreno común a la Canal NO. Campas de nieve con algún resalte corto nos dejan en el hombro donde se unen La Grieta Rubia con El Corredor del Marqués.
El monte está precioso, todo encostrado de nieve. Falta que caiga más, pero no desesperemos, aún es diciembre y estamos pinchando como otros años no hacemos en todo el invierno.

Últimas campas de nieve bajo El Hombro
Ya en El Hombro, comemos, esta vez con más gana, ya que no dejamos ni para las chovas. Llevo un termo con caldo que ni los de Master Chef. Aquí arriba todo sabe increíble.
Como siempre, las vistas son espectaculares.  
Peña Santa está en buenas condiciones, pero al ser más norte, aún no ha formado el hielo que todos ansiamos. Todo llegará...

Peña Santa

La luz y los -3º dejan claro que aquí arriba siempre es invierno. Son casi las cuatro de la tarde así que nos vamos para abajo. Destrepamos todo el Marqués hasta la primera reunión, la cual tenemos que desenterrar a golpe de piolet. Cambiamos los cordinos que nosotros mismos habíamos puesto el año pasado y la dejamos un poco más curiosa. Un rápel hasta Cemba Vieya, recogemos las cuerdas y nos vamos. 
La Norte Directa y la Pili Cristina están aún muy justas, pero apuntan maneras. Salvo desgracia sureña, este año se pondrán en buenas condiciones.

Las nubes se abren poco a poco en los valles.
Hay muy poca nieve y el terreno está muy cambiado. Esto no son Los Alpes, no hay glaciares ni grandes paredes, pero Los Picos no se pueden infravalorar. A modo de glaciar petrificado, cruzamos numerosas simas con puentes de nieve, agujeros en los que no se ve el fondo... un terreno en el que no debemos bajar la guardia.
Nuestras caras norte son modestas en longitud y verticalidad. Las condiciones no son las mejores, de eso somos muy conscientes, pero estas montañas tienen algo que a nadie deja indiferente. Tienen carácter, aproximaciones largas y unos desniveles que pasan factura en las piernas de los más fuertes.
Son las montañas que nos han visto crecer como montañeros, como escaladores y que nos han formado como guías. Son Los Picos, nuestra pequeña-gran escuela de alpinismo.