"En el límite de la tierra de los hombres, erguido en la cumbre que embrujó sus noches, el joven alpinista yergue su cuerpo y su corazón, su alma y sus sueños.
Una región de nieve y rocas se extiende ante él hasta perderse de vista, en medio del silencio y el misterio infinito."
Gaston Rébuffat

31 de mayo de 2013

DOBLETE DE "PEÑAS"


Hace ya unas semanas que hicimos una excursión familiar por la zona de Ubiña. Era algo que por diferentes motivos; trabajo, cursos, ganas de escalar más que de caminar... tenía algo olvidado. Ese fin de semana, después de varios días seguidos de trabajo en El Friero y dos nortes de Peña Ubiña, le tocó el turno a la Peña Cerreos. Aunque les costaba creerlo, no me importaba para nada volver  a pasar por el Meicín por tercer día consecutivo, todo lo contrario. Incluso Kako me hizo la pregunta de rigor al llegar al refugio: -Pero bueno chilín, no tienes casa?-. Parece que no...


Llegando a la cumbre con "La Pequeña" al fondo.















Subimos sin prisa, al ritmo justo para llegar a la cumbre a la hora de comer e incluso hacer un amago de siesta. Durante más de hora y media estuvimos los cinco; mis padres, mi hermana Diana, Ana y yo, disfrutando de las vistas que hay desde aquí de todo el macizo y del sol, un bien escaso esta primavera.


Peña Ubiña, Castillines, Siete, Fontanes...










Es difícil subir a la Peña Cerreos y no sentir un gran deseo de subir a Ubiña. Ana no iba a ser menos y quedó claro que la próxima sería ella.

Dos días más tarde me fui a Los Alpes a finalizar la formación de guía, y a la vuelta, sin dejarlo pasar, nos fuimos un sábado a dormir al Meicín para intentar   subir a la mayor de las dos hermanas que dan nombre al macizo.

Llegamos al refugio entre la niebla, donde nos esperaban Kako, Luis y Belén. Antes de dejar siquiera la mochila en las taquillas, ya estaban la mesa puesta con ensalada y chuletinas de cordero recién salidas del horno. Para acompañar, saqué de la mochila una botella de vino y queso de Gamoneu. No se podía pedir más.
Durante la cena hablamos de todo, sobre todo de montaña, y con Luis, su trayectoria y su sencillez, siempre es un placer. Desde siempre fue amigo de mi padre y en ocasiones compartían su pasión por la montaña y Los Picos. Recordamos cuando juntos hicieron La Coviella, en el primer Castillín, y con unas Galibier!! De aquella todavía era raro ver pies de gato y más aún en vías de montaña.
Luis y Belén se van a quedar en el refugio durante el mes de Junio, mientras Kako está en Madrid con el curso de Técnico Deportivo de Escalada en Roca. La formación no acaba nunca!

Tras la cena, unos colacaos para templar el cuerpo y a la cama.

Al día siguiente Luis y Belén se van a la Norte Clásica. Una hora más tarde, Ana y yo salimos hacia la Arista Este. La idea inicial era la de subir por la normal, desde Terreros por La Fana hasta la cumbre. Pero las cosas como son, es una subida mucho más monótona y aburrida. La Arista Este es una ascensión asequible, una trepada guapísima, en la que las vistas continuas y el disfrute están garantizados.

Salimos poco a poco por al Valle de Covarrubias, girando después hacia el Cueto Las Cabras. El sol ya da en estás laderas de nieve y haciendo un poco de huella se sube con comodidad.


Subiendo hacia el Cueto Las Cabras
















Castillines, Siete y Los Portillines.


















 En una hora y media estamos en el hombro donde arranca la arista. Está muy limpia de nieve y no parece que vayamos a necesitar los crampones hasta casí la cumbre. Hacemos una parada para comer y beber,  ponernos el arnés y sacar la cuerda.
Para ser Ubiña, que se caracteriza por su caliza de dudosa calidad, esta arista en concreto tiene buena roca que nos deja trepar con confianza.


Llambrias de buena roca. Disfrute absoluto.
En plena arista con Siegalava al fondo.


 La ascensión es muy variada, con algún tramo corto de caminar, zonas de llambrias, resaltes, bloques... En este terreno, la diversión hace que te olvides del cansancio.
Ana, que apenas ha salido al monte cinco o seis veces, escala con una soltura que llama la atención. Y sobre todo, disfruta muchísimo, que al final es lo que cuenta.


Sorteando bloques. Mar de nubes y La Mesa de fondo.















La primera vez que subí por aquí fue trabajando, hace ya dos invierno, un día de muchísimo viento, nieve y frío. En esa condiciones, la vía cambia considerablemente.


Zona intermedia de llambrias.
Condiciones bastante distintas.

En poco más de una hora estamos llegando a la cumbre. Esta zona, ya con nieve, tiene un ambiente increíble. Sin duda es una de las vía a Ubiña más estéticas.

Terreno nevado cerca de la cumbre.
















La nieve está blanda y no serán necesarios los crampones. 

Llegamos a la cumbre donde estaremos un buen rato, disfrutando de un día como ha habido pocos este año. Llega gente a la cumbre desde casi todas las vertientes, y es que un domingo como este no es de extrañar.

Tras un rato largo, nos vamos para abajo, hacia Terreros. La canal está bastante cómoda para bajar y la nieve estable.

Cara de no estar pasándolo mal precisamente.
















Casi sin darnos cuenta llegamos al refugio, donde están Kako, Luis y Belén esperándonos esta vez con la comida. Así da gusto!

Entro por la puerta y Kako no me deja ni saludar, haciéndome una proposición indecente y a la vez totalmente tentadora: -¡Tron, vamos mañana a Peña Santa!-. -¡Te recojo esta noche a las 00:00!-. Ana pone cara de "tu verás", y como es difícil liarme en algo así pues...

Comemos, un poco de sol en la terraza del refugio y para abajo. 
Llegamos a casa, deshago una mochila y hago la otra. Ana, hecha polvo, me mira como si no entendiese nada. Normal.

Cenando con mis padres, les digo que me voy a las 12 de esa misma noche. Ana le pregunta a mi padre: -¿A que no sabes donde?-. Y sin titubear dice: -¡A Peña Santa!-. Ahora lo entiende un poco más.

Así pues, a las 00:15 salimos de Gijón. El lunes aún dan buen tiempo y por la noche se vuelve a estropear, así que era la forma de aprovechar. De camino a Los Lagos vamos hablando de la semana que pasamos Fer y yo en Los Alpes (nos acordaremos mucho de él durante todo el día) y casi sin enterarnos llegamos a Pandecarmen. 

Mochila ligera, playeros hasta donde empiece la nieve y salimos a eso de las 02:15. De camino a Vegarredonda, entre bostezos, seguimos de palique. 

En la fuente del refugio viejo nos ponemos las botas y continuamos hacia La Fragua. La Llampa Cimera tiene nieve costra, por lo que se acabó el ir de chachara. La subida entonces se vuelve desesperante. Casí dos horas nos lleva llegar al collado. Como siga así yo desisto y me bajo al refugio a dormir!

Para nuestra suerte en Las Barrastrosas la cosa cambia y ya no nos hundimos. Avanzamos rápido y llegamos al Jou Santu. Empieza a notarse tímidamente el amanecer y poco a poco la luz se va poniendo increible.

Torres de En Medio, La Horcada y Peña Santa de Enol.















Peña Santa, La Reina.















En el Jou Santu desayunamos un bocata y nos colocamos ya todos los trastos. Bordeamos el lomo de roca que separa el Jou Santu del nevero de entrada a la norte. Caminamos con calma. Tenemos todo el día y el cuerpo empieza a notar que lleva casi 24 horas en pie.

Así merece la pena trasnochar.















La pala de entrada me parece eterna. La gran cantidad de nieve que hay hace que el resalte de entrada de El Ojal apenas se note. Estamos a mediados de Mayo y las condiciones son perfectas. Nieve muy dura y parece que algo de hielo por arriba.
Rimaya.
Llegando a los primeros resaltes.




No nos lo podemos creer. La Norte Directa parece que está aún para hacer. Ni nos lo pensamos. Entraremos por ella y a la altura donde El Ojal de desvía a la derecha decidiremos.
Hasta ese punto escalamos sin cuerda. Las condiciones son perfectas y la progresión muy segura. Como bien dice un amigo: "a cuatro patas todo es más fácil".

La Norte Directa parece bien formada!















En el nevero central, donde El Ojal se va hacia la derecha, montamos reunión. Kako nunca ha escalado la Norte Directa y el largo es suyo. Aunque algo fino y en ocasiones despegado de la pared, el hielo es bueno y se protege bien en roca.

A disfrutar!
Hielo escaso, pero suficiente.
Kako acaba el largo y monta reunión a la derecha, en un puente de roca y un clavo que ya empiezan a pedir un cambio. 
El siguiente largo no está formado, seco por completo. 
Justo encima de la reunión hay un moco de hielo que cuelga y sale a una sucesión de champas heladas con muy buena pinta. Sin dudarlo me pongo a ello. Tras 4 metros de mixto peleón pincho en el hielo y salgo a las goulottes preciosas, que me llevan al nevero bajo la cumbre. Monto reunión con los piolets. Los dos tornillos que trajimos resultaron pocos...


Variante intermedia.
Nieve helada. A escalar con cuidado!

No sabemos si este largo será nuevo. Es fácil que por los mismos motivos que nosotros se haya escalado antes. Lo importante es que ha salido un largo precioso. 
Kako no se para mucho, ya que la reunión no invita a ello. Encara este nevero hacia el casco de la cumbre y en un momento está ya en la arista, al sol.

Última largo.






John Wayne en Peña Santa.

Llegamos a la cumbre y disfrutamos de una hora al sol, con una brisa fría que nos obliga a abrigarnos. Estamos encantados. Ni nos acordamos que no hemos dormido y estamos de acuerdo que necesitamos estas locuras para sentirnos vivos. Ahora mismo no hay un lugar mejor donde estar. 
Miro hacia Peña Ubiña, donde hace unas horas estaba con Ana precisamente mirando a la cumbre donde estoy ahora, mi favorita, Peña Santa. La montaña que, hoy más que nunca, me vuelve a provocar insomnio.

Cumbre.

Comemos, bebemos y mandamos algún mensaje para avisar que aún no nos hemos dormido. Fer nos escribe también. Ojalá estuviera aquí. 
Llega el ritual de bajarse de Peña Santa, aunque hoy estará la cosa más fácil ya que los rápeles están bien despejados y la nieve muy estable.

Arista cimera.

Tras unos destrepes llegamos al rápel de la Canal Ancha. Cambio el cintajo que une los clavos ya que es el mismo que estaba la primera vez que baje por aquí, hace ya unos cuantos años. Cordino nuevo y para abajo.

Rápel de la Canal Ancha.
La nieve aquí abajo sigue muy dura. Destrepamos un poco más y ya caminando volvemos hacia el Jou Santu. En cuanto salimos al sol, nos hundimos hasta la rodilla y más allá. Se prevé una vuelta larga. No nos importa, estamos encantados de haber tenido esta oportunidad y de haber sabido aprovecharla.

Tras abrir huella hasta La Fragua y enterrarnos bajando a Vegarredonda llegamos al refugio. Marta nos hace un pincho que nos sabe a gloria y seguimos para abajo. 

No se cuantas horas llevamos despiertos, más de 35, ni cuantas llevo por el monte. Estoy muerto de sueño, cansado, pero con una sensación interior difícil de explicar y con el alma plena.

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