"En el límite de la tierra de los hombres, erguido en la cumbre que embrujó sus noches, el joven alpinista yergue su cuerpo y su corazón, su alma y sus sueños.
Una región de nieve y rocas se extiende ante él hasta perderse de vista, en medio del silencio y el misterio infinito."
Gaston Rébuffat

31 de marzo de 2014

HIELO DULCE EN UBIÑA

Buscamos continuamente nuevas líneas que escalar, nuevos proyectos, o rutas que, incomprensiblemente, aún no hemos escalado.
Vivimos en una zona geográfica en la que los inviernos y las condiciones son caprichosas; vías que nunca se forman, otras que aparecen por primera vez y duran apenas unas horas y otras que, a pesar de las altas temperaturas y de un anticiclón cálido que parece infinito, siguen ahí, esperando a que disfrutemos de ellas y saciemos este hambre sin límites.

Aunque a mi ya se me había pasado por la cabeza, sobre todo viendo las buenas condiciones que había por toda La Cordillera, fue Diego el me dio el chivatazo. Primero hablamos para ir juntos, pero yo trabajaba y me resultaba imposible quedar el día que él libraba. Fue con Rafa y a la vuelta me confirmó lo que los dos habíamos sospechado unos días antes. - La Directa Hielo y Dulce está perfecta tron -, me dijo.
Era una sospecha pública, ya que tanto con Fer, como con Johnny y demás enfermos del gremio, habíamos hablado a cerca de ello. Y es que nuestros cerebros bullen a la misma temperatura y piensan al mismo ritmo.

Fer solo disponía del martes y no se pudo apuntar al miércoles, que es el día que teníamos Jhonny y yo. Eso sí, se quitó la espina de La Dama Blanca, que escaló con Alberto, antes de que la señora envejeciera demasiado. 

Con el ojo en el punto de mira, quedo con Johnny en Mieres sobre las cinco de la mañana. Llegamos a Torrebarrio y aparcamos junto a la iglesia. Sobre las seis y media salimos por la pista rumbo a la cara Noroeste. Vamos en playeros ya que la nieve está muy alta.
Justo antes de desviarnos para comenzar a subir hacia el pie de vía, las luces del amanecer nos sorprenden y paramos para hacer alguna foto y disfrutar del momento.


Primeras luces sobre La Babia

Subimos por una loma despejada de nieve y nos ponemos las botas a diez minutos del cono de entrada a la vía. En ese momento aparecen tres chavales con idénticas intenciones a las nuestras. Son Piki, Xiblo y Jicho (la verdad es que no me se de memoria sus nombres de pila, pero así se nos presentan y así serán recordados).
Al pie del cono de entrada, en una buena repisa, nos colocamos los trastos y charlamos un rato. Con todo colgando y la cuerda en aros, salimos hacia arriba.


El Mos en el primer resalte. 

Pasamos el primer resalte, que a pesar de estar en buenas condiciones, se ve que ha vivido tiempos mejores. En pocos minutos llegamos al hombro bajo los dos largos de roca. Aunque completamente seca, la Directísima de Cristal deja volar nuestra imaginación y parece ser una gran variante, estando en condiciones.


Vistas desde el hombro hacia Puerta de Arco y Los castillines

Montamos una reunión y sacamos la cuerda ya que la roca de Ubiña no invita a hacer filigranas. 
Johnny se encarga del primer largo. Un clavo indica el camino. A unos treinta metros encuentra una reunión y se queda en ella. El siguiente largo va completamente a la derecha y la cuerda rozaría mucho.
Echa un rato en reforzarla, ya que los dos clavos que había dejan bastante que desear... 


Primer largo de roca

Llego hasta él y salgo sin mucho preámbulo. Piki viene detrás y la reunión no es como para colgarnos muchos. Este segundo largo de roca es más fácil, de roca muy mala y protecciones cutres... Es Ubiña!
Estos largos con algo de hielo serían un lujo.


Segundo largo de roca

Llego al hombro que hay antes del destrepe para entrar a la canal y monto reunión sobre un gran bloque. Johnny llega en un minuto y mientras se pone los crampones y yo recojo la cuerda, aprovechamos para echar un trago y disfrutar de las vistas, tanto hacia La Babia como a la misma vía: tiene una pinta espectacular.


Sección superior de la vía. Nieve dura y hielo azul... Ambientazo!

Debido al sol de la tarde, la zona superior ha perdido ya algo de la nieve encostrada de estos días atrás, pero aún así, el aspecto es increíble. 
Vemos la instalación de rápel pero destrepamos ya que la nieve esta dura y son pocos metros. Una vez en la vertical de la canal, seguimos escalando, cada uno a nuestro ritmo, sacando fotos y disfrutando de unas condiciones perfectas.


Johnny en la canal, progresando hacia el primer resalte de hielo 

La pendiente va ganando inclinación hasta llegar al primer resalte de hielo. Johnny me espera al pie y al llegar a su altura, me deja tirar delante. El hielo es de buen espesor, aunque algo estalladizo en algunas zonas. Nos sorprende, ya que hace de todo menos frío. 
Hielo perfecto tras veinte días de sol y temperaturas suaves... Parece increíble!



Empezando el primer resalte
Continuación del primer resalte 




















Tras unos cinco o seis metros me paro en una repisilla para tirarle unas fotos a Johnny. Llega a mi altura y sigue unos metros más hasta otra zona de nieve. Estamos disfrutando como enanos.
Un poco más arriba, vemos lo que parece una reunión. Un clavo y algo más que no llegamos a ver. Reforzamos con otro pitón a medio meter y sacamos la cuerda. El hielo esta bastante estalladizo en algunas zonas. Para andar tirándonos cascotes el uno al otro y tener que esperarnos, mejor hacemos un largo y nos dejamos de tonterías. 


Tras el primer resalte, tramo de nieve hasta la reunión

El Mos empieza el largo y a los pocos metros ya empiezan a llegarme los primeros trozos de hielo. Ante semejante bombardeo, mejor estar atado a algo.
Mete varios tornillos largos... Esto en La Cordillera suele ser ciencia ficción.

Sobran las palabras...

Una sucesión de pequeños techos, encostrados de nieve helada venteada por el viento, forman un gran diedro, a través del cual baja una estética linea de hielo. 
La imagen es soberbia, muy estética, y nos trae sensaciones de gran pared. Se trata de un largo elegante y con un ambiente alpino increíble. 
Y cuando parece que un gran desplome tapizado de nieve nos corta el camino, se abre a nuestra derecha una bonita goulotte, la guinda del paste, el final perfecto para un largo sencillamente precioso.


Goulotte final... Un regalo

Asomar la cabeza y ver algo así es una sensación difícil de explicar. Son esos regalos que nos hace la montaña, en forma de roca perfecta, de buen hielo, de luces del amanecer... Momentos únicos.
Llego a la reunión con una sonrisa que lo dice todo. En una pequeña horcada recojo la cuerda, al sol, disfrutando de las vistas.  
Unos metros por campas fáciles nos separan de la cumbre. Me apresuro a subir para sacar unas buenas fotos desde arriba. Toda la cresta cimera y las canales que caen hacia el noroeste siguen encostradas de nieve, redondas... De no ser por los valles que nos rodean y salvando las distancias, parecería que estuviéramos en el Monte Sarmiento.


Campas finales

Una vez en la cumbre, disfrutamos de las vistas y del sol mientras comíamos unas chocolatinas. Pensamos incluso en ponernos los playeros y sacarnos fotos con los crampones puestos... Comedia ante todo! Fue una pena que la pereza nos disuadiera.


En la cumbre, con Los Fontanes y Peña Rueda al fondo... y las botas!

Después de un rato salimos hacia abajo. Recorremos la cresta cimera en busca de la Canal Sur. Una traza enorme marca el camino, muy transitado las últimas semanas.


Arista cimera 

Ya en la cara sur, nieve inglesa (de esa que te llega por la ingle). La temperatura es muy alta y ésta se va toda velocidad.
En cuanto llegamos a los pedreros, nos ponemos los playeros, algo que los pies de Johnny agradecen.
Enlazamos con el camino que baja del Ronzón y bajamos con calma. 
Comemos algo junto a la iglesia, tumbados al sol como si fuera verano, mientras charlamos sobre futuros proyectos y otros aspectos de esta adictiva afición que tenemos. 
La montaña esta preciosa. Nieve, pedreros, hierba verde y flores... La primavera se acerca.
Nosotros mientras tanto, seguiremos disimulando, haciendo que no la vemos venir, como si tal cosa, jugando a buscar rincones donde el invierno se resista a marcharse, donde el hielo luche por permanecer pegado unos días más a la roca. Tendremos que madrugar mucho, caminar más lejos y estar muy pendientes de las condiciones, pero sabemos que no será en balde, que merecerá la pena. Ya sea grande o pequeño, difícil o sencillo, a nadie le amarga un dulce, y si hay que luchar y sufrir para conseguirlo, mejor sabrá.



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Los dos días siguientes, para no perder la forma, volví al Mampodre a trabajar. El Corredor Norte de La Polinosa fue de nuevo el elegido para acabar con tres semanas de anticiclón que difícilmente volveremos a ver. 
Juanan y yo disfrutamos de dos buenas jornadas de montaña. Las nubes empezaron a hacer acto de presencia en la cumbre de La Polinosa y nos acompañaron todo el día siguiente en la ascensión al Pico Torres.


Buenas condiciones de nieve

De nuevo volví a compartir El Mampodre, unas montañas a las que me une algo especial. Javi me sugirió que fuera pensando en comprar casa en Maraña... ¡Quién pudiera!

Nubes sobre la vertiente sur de La Cordillera y el Pantano del Porma

Al día siguiente subimos al Torres, ya con unas condiciones bastante diferentes a las de estos días atrás. Día gris oscuro y nieve paposa, ideal para la exposición y venta de lubinas, chicharros y salmonetes, más que para el alpinismo. Aún así, hicimos cumbre y disfrutamos de unas luces que no se tienen todos los días en el monte.


Resalte bajo la cumbre del Pico Torres

Luces y sombras sobre La Cordillera. Al fondo El Mampodre

Bajamos con el tiempo justo de recoger las cosas antes de que se pusiera a llover. La suerte de los que arriesgan!
A Juanan aún le quedaba un buen viaje hasta Bilbao. Nos despedimos en Gijón y yo me fui a descansar un poco. Para rematar la semana, al día siguiente me bajé a trabajar a Gredos. 


El Circo con El Almanzor en el centro

Cambio de macizo, de paisaje, de roca... Un día fantástico en El Almanzor junto a Joao, Tosé y el resto del grupo. Una ascensión sencilla en la que, como siempre, no se puede bajar la guardia. Una clásica con un sabor alpino enorme. Yo hago cumbre con Ruí y Marta, su hija de quince años. Sin duda, algo que no olvidarán nunca.
Todo el grupo disfrutó muchísimo y reinó un compañerismo digno de admiración.


Con parte del grupo: Tiago, Rui, Marta y Felipe.

Nos despedimos en Hoyos del Espino mientras cenamos algo en La Bodeguilla. La idea era escalar un par de días más con Raul, pero las condiciones y mi rodilla no invitaban a ello. 
Sin entretenerme mucho, me fui para casa ya que el viaje es largo. Ha sido una semana intensa de escaladas y trabajo, un "no parar" al que le he cogido el gusto.

Mientras conducía de noche, pensaba en esta afición de la que hemos hecho nuestra profesión. Un oficio que nos hace estar todo el día de acá para allá, pasando mil horas en el coche, durmiendo poco y soñando despiertos. Una pasión que me mantiene vivo y hace que disfrute al máximo cada día en la montaña, ya sea por obligación o por pura devoción. 










18 de marzo de 2014

DEL MAMPODRE A UBIÑA Y TIRO POR QUE ME TOCA...

Lo bueno de vivir, trabajar y "desfogar" en Los Picos y La Cordillera, es que todo está muy a mano, tanto que no da tiempo a que te huela la térmica si no pasas por casa en dos días. O será que me estaré acostumbrando a mi mismo!? Va a ser eso...

Esta temporada será recordada por el acoso continuo al Mampodre. Las buenas condiciones en La Peña del Medio Día, tanto en la mítica Dama Blanca como en la Norte Directa, así como en la Noreste, han hecho que las repeticiones se sucedan a ritmo de Directa de Los Martínez en El Picu, y que tres nuevas vías hayan nacido en su cara más oriental.

Después de conocer a Chispa y sucumbir a sus encantos, no pude dejar de pensar en ella. Ahora tengo que ir a verla de vez en cuando, tomar algo juntos en la plaza del pueblo y darnos unos mimos. Y claro, no se puede perder el viaje, así que cada vez que quedo con ella, me doy una vuelta por el macizo, tacho vías pendientes, saco fotos y disfruto de este rincón tan especial de La Cordillera.

Ya que quedó pendiente el día del chispazo, volví con Johnny para hacer la Dama Blanca. Edu la había hecho dos días antes en el estratosférico horario de 3 horas 55 minutos, Maraña - Maraña! Total nada!
Mon también la había hecho en 1 hora 12 minutos desde el pie de vía a la cumbre. Ole mineru!
Nosotros, en principio, vamos sin prisa. Aproximamos con calma, de charleta, disfrutando del amanecer.


Primeras luces sobre Los Picos y Peña Ten
En un rellano a pie de pared nos colgamos los cacharros y me pongo la cuerda en aros por si hay que sacarla. Desde aquí parece completamente seca... Se habrá caído todo en dos días?
Cuando nos colocamos justo bajo la entrada vemos que aún hay hielo. Genial!
Sin más, empezamos a escalar...


Primer resalte. Buen hielo

El hielo es bueno y aún está pegado a la roca y los tapines. El Mos recuerda las palabras que hace tiempo le dijo el mítico Arrieta: "Donde esté un buen tapín..."
Qué razón tenía!
Destrepamos la travesía a la derecha para colocarnos bajo la gran canal por la que discurre la vía y seguimos, parándonos para tirar fotos y grabar algún vídeo.


Segundo resalte
Goulotte y pequeña casada





















El hielo es bueno y la vía es una escalera! Si no fuera porque a ratos asoma algo de hierba, cualquiera diría que por aquí han pasado Los Unos.

Llegamos al segundo resalte importante. También muy fácil por los peldaños que tiene. Paso yo a la cabeza y seguimos tras charlar un rato a cerca de un compañero de Johnny que le tiró una cámara de fotos en una vía no se donde... - Eso te pasa por escalar con cualquiera - le digo yo.


Al pie del segundo resalte importante
Estamos gozando como enanos. La vía se encuentra en unas condiciones inmejorables, bastante fácil, muy disfrutona.


Johnny saliendo de este pequeño muro
Se levanta algo de aire y la pared va tumbando cada vez más. Seguimos grabando vídeos, alternándonos para ir delante.
Un último resalte, muy corto, nos deja en la campa final antes de la arista.
Ya no está como hace dos semanas, encostrada de nieve cencellada por el viento. Aún así este final de vía es precioso, con unas vistas inmejorables de La Cordillera y del valle de Maraña.


Remelende, Abedular, Tiatordos, Pierzu, Pileñes, Ten... y Maraña, el pueblo de moda!

Un bonito cresteo con el sol como tercero de cordada y llegamos a la cumbre. Son las 10:00 de la mañana. No nos paramos mucho ya que el viento no es precisamente cálido. Beber, la foto obligada y recoger el material. Hoy la cuerda ha sido un "por si acaso". Nos gusta escalar así de vez en cuando, si las condiciones y la cabeza lo permiten. Hablamos a cerca de ello y llegamos a la misma conclusión...


Las caras lo dicen todo...
Bajamos con calma, disfrutando del paisaje y de la montaña. La cara Noreste es un espejismo de lo que fue, hace apenas dos semanas. Casi todo el hielo se ha caído y solo algunos pequeños muros a la sombra aguantan este frente cálido. Sólo las flores y los brotes de las hayas crecen ahora con el sol.

Comemos un poco de pan y queso en la plaza del pueblo. Johnny ha traído incluso un par de pasteles que devoramos, mientras un paisano del pueblo nos habla sobre la toponimia local.

¿Dónde estará Chispa?. Ahí está!
Nos damos unos mimos y se gana un trozo de queso.

Iosu nos invita a café y chupito en el bar. Un dedal y se nos nubla la vista... No valemos pa ná!

Subimos a la parte alta del pueblo para echar las últimas fotos y despejar la mente. Nos sentamos en un muro donde se está de vicio y disfrutamos de las vistas.


Maraña, lugar privilegiado 
Sin duda, este rincón Leones tiene algo mágico. Poco más se le puede pedir a un día; una buena escalada junto a un amigo, charla distendida con los paisanos del pueblo y la certeza de que mañana, gracias a un oficio maravilloso, volveré a estar aquí, en mi cita con Chispa.


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Al día siguiente vuelvo a subir el Puerto de Tarna, y aunque esta vez no conduzco yo, es como un déjà vu.
Victor y Manuel me recogen en Gijón y salimos hacia Maraña. Natacha nos espera en el albergue con una cena buenísima. 
Mientras cenamos nos ponemos al día. Hace un año que no sabemos los unos de los otros, desde que hicimos la Norte Clásica de Ubiña.

Después de cenar, café en el bar del pueblo. Charlo con mis recientes amigos: Javi, Iosu, Julián... y a la cama. Es un placer sentirse como en casa.

A las 06:00 suena el despertador. Desayunamos sin prisa y salimos con las primeras luces hacia el valle de Valverde.


Primeras luces sobre El Pico del Pinar (Pico Lago)
Nuestro objetivo es claro. El Corredor Norte de La Polinosa. Una ascensión que, sin ser difícil, tiene todos los ingredientes para disfrutar de una cara norte, sin agobios y con ambiente.

La nieve esta dura por la mañana y en hora y media estamos bajo el cono de entrada, poniéndonos los pinchos, arnés y demás trastos.


Cono de entrada al corredor
Primer resalte. Vistas inmejorables




La huella de las multiples cordadas hacen que la progresión sea más cómoda y los primeros metros los hacemos en corto.

Ahora mismo hay dos resaltes en los que aflora algo de hielo. En ningún caso superan los 60º. 
Bajo ellos monto reunión y tiramos dos largos. Colocar seguros en esta roca es bastante difícil. Se deshace con facilidad y el ancla de nieve se convierte en una gran aliada.

Tras el segundo resalte, llegan Victor y Manuel y seguimos en corto. La pendiente pierde inclinación poco a poco y casi sin darnos cuenta llegamos a la cumbre. Día perfecto y vistas inmejorables sobre la vertiente sur de La Cordillera. Desde Ubiña hasta el Espigüete...y más allá!

Cumbre. Al fondo El Espigüete

A los pocos minutos comienza a llegar un grupo. Dos cordadas más están en el corredor que acabamos de hacer. El Mampodre está de moda.

Descendemos hacia el este, para bajar por la cabecera del valle de Valverde. Hace calor y la nieve se va a ojos vista. Son casi tres semanas de sol y calor, y eso no hay nieve que lo resista.

Contentos con el objetivo cumplido a sus espaldas

En poco más de una hora estamos en el pueblo. Nos cambiamos con calma, disfrutando del sol y del trabajo bien hecho, y salimos hacia Gijón disfrutando de esta primavera adelantada. El Mampodre, sus montañas y sus gentes, son un regalo. Un lugar perfecto para disfrutar, escalar y trabajar, que es al mismo tiempo, balneario, parque de atracciones y la perfecta oficina.


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Al llegar a casa no deshago ni la mochila. Ana tiene preparada la suya y nos vamos a dormir al Meicín. Hay que aprovechar del sol y de un día en común sin trabajar.
Subimos de noche, con una luna llena de escándalo que ilumina el már de nubes nocturno.

La noche perfecta para caminar...


Tania y Lio nos esperan con una cena buenísima. Mientras la devoramos  charlamos con Fer y Miguel, que mañana van a la Norte Clásica.

Por la mañana, desayunamos con calma y tras preparar las cosas al sol, salimos hacia Ubiña La Pequeña.

Ubiña La Pequeña desde el Collao de Terreros
Como sucede en otros macizos, La Pequeña es la gran olvidada. A la sombra de su hermana mayor, esconde canales y espolones de moderada dificultad, pero que sin duda nos dejaran un gran sabor de boca. Es una montaña realmente estética, con un corte que a nadie deja indiferente ,e ideal para iniciarse en el alpinismo invernal.

Luces y sombras
Subimos por el espolón que surca el centro de su cara noreste. Enlazando canales y pequeños resaltes. Un terreno sencillo pero muy disfrutón.

Canales y resaltes en el centro de la pared
En poco más de una hora llegamos a la arista cimera. Las vistas sobre La Babia y el resto de La Cordillera son inmejorables.

Arista Cimera. La Grande nos mira con recelo...

Estamos cerca de hora y media en la cumbre, comiendo y disfrutando del sol, en manga corta. Las hay que incluso echan un amago de siesta!
Mientras tanto, me dedico a sacar fotos o simplemente a observar...
Localizo a Fer bajando con su cliente, muy cerca ya de Terreros.

Tras la obligada foto de cumbre, nos vamos hacia abajo, usando la huella que hay en la canal central. Pienso en unos esquís y me babo entero!

Dónde mejor...?!

Casi sin darnos cuenta llegamos al refugio, bajo un calor sofocante, teniendo en cuenta que estamos a mediados de marzo. Incluso Ur, el perro de Tania y Lio, ni se mueve de la sombra. 

Ha sido una semana completa, de acá para allá a través de estás montañas que tantas experiencias y satisfacciones nos dan. 
Es domingo y la amenazadora sombra del lunes se cierne sobre algunos... Para mi es distinto. Lunes suele ser sinónimo de descanso, de deshacer mochilas y ordenar el trastero, de comer cada hora. Es el momento de mirar condiciones, posibles escaladas y hacer encaje de bolillos para que cuadren en los días libres de la semana. 

6 de marzo de 2014

NORTE DIRECTA A LA PEÑA DEL MEDIODÍA: El Mampodre recupera la Chispa

Es curioso como los objetivos de un día pueden cambiar una y varias veces en cuestión de minutos. Lo que hace unas horas era un plan perfecto, detallado y muy deseado, pasa rápidamente a un segundo plano, convirtiéndose casi en trivial ante lo que nos deparaba esta vez la montaña.

Hasta hace unos día estaba siendo un invierno extraño, con continuas borrascas que apenas dejaban espacio para salir al monte con garantías de que no te cogiera la siguiente. Armarse de paciencia y de planes B y C era la mejor estrategia para no enloquecer y acabar gancheando la fachada de casa con los piolets. Llevo un mes subido a los esquís y siento una necesidad imperiosa de agarrar una empuñadura que no sea la de los bastones...

El pasado domingo, aprovechando el anticiclón reinante y las buenas condiciones de la nieve, algunos de los miembros del IT (Inserso Team)*, se ponen en marcha y dan el pistoletazo de salida a una semana de escalada frenética en El Mampodre. La Dama Blanca y La Norte Directa son cortejadas y conquistadas por varias cordadas. El IT junto con algún infiltrado de menor edad se hacen con la segunda y tercera repetición de la Norte Directa y Diego e Iñaki repiten La Dama Blanca.
Se trata de vías a las que les cuesta mucho estar en condiciones. El hielo en sus resaltes es, durante muchos inviernos, una ilusión, y lo frío del lugar hace que la nieve apenas se trasforme.

* El IT en el apelativo cariñoso que recibe un grupo de escaladores, alguno de los cuales podría ser mi padre, que han dado continuidad a una generación de alpinistas con una motivación, dedicación y amor por la montaña que nunca dejaré de admirar. Mon, Gelo, Villa, Julio... Para mi sois un referente y lo que es más importante, buenos colegas.

El domingo nos fue imposible unirnos a ellos por motivos laborales, pero sabíamos que nos resarciríamos en apenas dos días.
La duda era cual de las dos hacer, ya que ambas estaban en condiciones y solo habíamos hecho un intento a La Dama junto con Diego el pasado Diciembre, bajándonos de la quinta reunión.
Después de hablar con Gelo de "La Directa" y con Diego de "La Dama", la idea toma forma y Fer entra al trapo sin pestañear: Intentaremos hacer las dos.

Quedamos a las 03:00 en Llovio. Un buen madrugón para asegurarnos horas de luz.
Mientras compro algo de comer la tarde anterior, Mon me llama por teléfono. Sin saberlo, esta llamada cambiará nuestros planes y nos hará participes de una preciosa historia. Me cuenta que durante la aproximación a la Norte Directa el pasado domingo, les siguió una perrina de Maraña. Llegó con ellos cerca del pie de vía y, dos días después, aún no había vuelto al pueblo. 
Javi, un vecino de Maraña, llamó a Mon para avisarle. Le dice que debe de estar enriscada en el zócalo de entrada a la cara norte, ya que ese mismo día, Salvi junto con otro compañero, repitieron La Dama Blanca y habían escuchado ladridos, pero sin ver por ningún sitio a la perra.

Buscaremos a Chispa, pues así se llama la perrina, por el zócalo de entrada a ambas vías.

A los diez minutos, Mon me vuelve a llamar y me dice que irá el también a echar un vistazo, así que posiblemente nos veamos.


No son las 04.00 de la mañana y cruzamos en coche Los Beyos. Le cuento a Fer la historia de Chispa mientras desayunamos té y bizcocho. Veremos a ver que nos depara el día.

Llegamos a Maraña, aparcamos en la plaza y en el tiempo de ponerme las lentillas, otro coche aparca a nuestro lado... Es Mon!

Mientras nos acabamos de vestir de romanos nos cuenta con detalle su jornada del domingo pasado; la escalada, las condiciones y como no, nos habla de Chispa. Empezamos la aproximación mientras seguimos hablando de escaladas y montañas.
Según llegamos a la Laguna del Mampodre, empezamos a silvar y gritar para ver si nos responde. Pasan unos minutos y nuestros reclamos obtienen respuesta... Chispa nos da los buenos días!

Llegamos bajo la cara norte y nos preparamos para escalar. Hace rato que la perrina no dice ni "mu".
Aunque aún es de noche, Fer y yo nos vamos hacia pie de vía. Así iremos echando un ojo a ver si vemos a Chispa. Mon espera un rato a que haya luz. Nos envuelve una densa niebla que no facilita encontrar el inicio de La Directa.

Caracoleamos un poco hasta que intuimos una huella vieja. Seguimos llamando a Chispa y solo a ratos escuchamos algún tenue gemido, pero ni así damos con ella. A mi me suenan hacia arriba y por eso empezamos a escalar.
Sacamos la cuerda ya que no vemos bien que tenemos por delante... A ver si la vamos a liar antes de empezar!

Cincuenta metros más arriba monto reunión y Fer sube como un tiro. Sigo llamando a Chispa y la oigo lloriquear... Me cuesta entenderlo pero parece que está por encima de mi. 
Cómo es posible que un perro suba por aquí... No puede ser!

Fer llegando a la primera reunión

Empieza a amanecer. Por encima de nosotros se abre una campa de nieve bastante grande. Nos desatamos y seguimos hacia arriba. Dos cortos resaltes de no más de cuatro metros cortan la pala. 

Resalte antes de encontrarnos con Chispa

Tras superar el segundo de ellos, vemos  algo moverse al final de la pendiente... ES CHISPA! 
La perrina nos ve y baja corriendo hacia nosotros.
Avisamos a Mon que ya estaba buscando por todo el zócalo de entrada. Gritamos entre la alegría y la perplejidad. Chispa nos da lametazos y se nos hace un nudo en la garganta. 

Subimos con Chispa hasta una especie de repisa, echa por ella misma, para poder tumbarse. Allí pasó tres días con sus tres noches. Increíble!


Montando una reunión para bajar. Chispa en primer plano.
Primer contacto con Chispa





















Meditamos un rato sobre qué hacer con Chispa, y tras varias ideas más propias de bomberos (con todos mis respetos), que de guías, decidimos bajárnosla. Mon es nuestra meta ahora.
Mientras monto una reunión para empezar a bajar, Chispa se come cuatro barritas de muesli y medio bocadillo de tortilla de chorizo. (Más tarde, se comerá una tableta entera de chocolate).

Hacemos un arnés de fortuna para la perra y comienzo a descolgar a Fer. Hay que ir tirando de ella ya que tiene autentico pavor a bajar.



Mimos y arrumacos.


Fer descendiendo con Chispa en el primer rapel.



















Tras dos descuelgues/rápeles, llegamos a la primera reunión que monté por la mañana. Paco y Guillermo, junto con Damian que aún está a pie de vía, esperan pacientemente por si nos pueden echar una mano. Usaremos su reunión para hacer el último descuelgue y darles la menor lata posible. 
Descuelgo a Fer y a Chispa hasta el suelo y juntos bajan hasta donde se encuentra Mon. 
Casi se le saltan las lágrimas, al igual que a nosotros cuando nos la encontramos 150 metros más arriba. 

Ha costado un poco, pero la perrina está a salvo tras pasar muchas horas sola en esta fría cara norte.

Fer me da una voz y vuelve a subir volando. Llega a la reunión y repetimos la jugada; recogemos la cuerda y el cordino auxiliar, echamos un trago y nos despedimos de Paco y Guillermo. Ellos se van a La Dama y a nosotros no nos queda más remedio que subir por La Directa para recuperar el material que dejamos en los rápeles. 

Tras remontar de nuevo hasta el "Vivac Chispa", seguimos para arriba, superando un nuevo resalte, fácil pero algo más largo.


Resalte 


Resalte. Debajo se aprecia nuestra huella y el "Vivac Chispa"



















Una nueva campa nos deja bajo el largo difícil de la vía. Montamos reunión y sacamos la cuerda.

En este punto, hace apenas unos días, Mon testó la resistencia de una columna de hielo. Parece más fácil de lo que en realidad es, algo que ya me había dicho Gelo. No mentía en absoluto.

El largo está tieso y en condiciones bastante precarias; poco hielo medio podre, algún tapín cantábrico y roca del Mampodre... Un lujo!

Con cuidado y tiento para no caerme, y bajo los ánimos que Mon me envía desde el suelo, salgo de la sección dura, no sin haber apretado los piolets, y por qué no decirlo, el esfínter.


Muro central
¡Hielo Cantábrico!




















Subo unos metros más por nieve y monto una buena reunión. En pocos minutos llega Fer y se reafirma en lo que Mon nos dijo: "No es muy difícil, pero tal y como está, no se lo recomendaría a un amigo".

En este punto, la cosa vuelve a tumbar y volvemos a recoger la cuerda. En un terreno como éste y con la poca opción de meter seguros decentes, preferimos ir desatados.


Sección superior


Buena nieve para progresar



















En esta zona más fácil y con buena nieve para escalar, nos lo tomamos con más calma. Nuestra idea de hacer las dos vías, La Directa y La Dama Blanca, en el día, pierde forma. En estos casos no hay que ser avaricioso. Hemos bajado a Chispa de la pared y estamos escalando una vía que pocas veces se forma bien... Quizá sea suficiente.


Último resalte

Superamos un último resalte y ya por campas que van perdiendo inclinación, salimos a la arista.
El ambiente de esta pared es indiscutible. Muy alpina, de esas que aunque sea fácil, te obliga a esmerarte y no perder la atención.


El sol juega con la nieve en la arista.

Las vistas hacia la Cordillera y Los Picos son inmejorables. El Espigüete, El Pantano del Porma, Ubiña... Se ve absolutamente todo. 
La arista esta encostrada de nieve, cencellada por el viento de los últimos días. Preciosa.

Fer en la arista. Al fondo Ten y Pileñes, un buen par de peñes...

Se trata de una arista sencilla pero muy aérea, que serpentea hasta la cumbre. Disfrutamos como enanos. Podría estar recorriendo este terreno durante días, sin cansarme, en un continuo sube y baja. 
Qué pena que no sea más larga!


Trepadas finales. El Valcerrao al fondo


Roca cencellada. Qué ambiente!





















Unos resaltes más y llegamos a la cumbre. Se trata de una cima grande, con unas panorámicas perfectas de toda la Cordillera Cantábrica. 

Nos sentamos sin prisa. Las dos vías quedan descartadas. Hemos perdido algo más de tres horas con toda la parafernalia de Chispa, algo que, sin duda, se hizo prioritario. El encadenamiento de las dos vías, algo muy asequible estando en condiciones, ha pasado a un segundo plano, aunque poco nos importa eso ahora.
Si hay algo que me guste de la montaña es estar en ella. Da igual que sea escalando o esquíando, trabajando o no... sencillamente estar. 


The Blue Brothers
Tras comer lo poco que no le dimos a Chispa y echar unas fotos, empezamos a bajar. En apenas 40 minutos llegamos de nuevo al pie de la cara norte, donde dejamos los bastones por la mañana, y en más o menos ese tiempo, llegamos al pueblo.


El sol se cuela entre los árboles. Nos despedimos por hoy...

Me alegra ver que Mon sigue aquí. Espera en las primeras casas y al llegar nos damos un abrazo. Ha sido un día especial para todos. 
Nos presenta a Javi, el artífice de toda esta historia. Él mismo llamó a Mon para decirle que la perrina que les había seguido tres días atrás, aún no había vuelto. Ahí empezó todo y así ha acabado, con Chispa descansando en casa, tras vivaquear tres noches en la cuarta reunión de la Norte Directa de la Peña del Medio Día. Sin duda, la habitante de Maraña que más alto ha llegado en esta pared. 

Mientras nos tomamos unas cervezas en el bar Iosu, comentamos el día. Mon está feliz y a mi eso ya me vale. 
Aparece Julian, el dueño de Chispa, para agradecernos el gesto y regalarnos embutido casero. Si va a ser a sí siempre, que me deje un animal en cada vía del macizo.


Con Mon en Maraña. Parte del "CEISPA canino"

Nos despedimos de todos y salimos para casa. A los pocos metros le pido a Fer que pare para sacar la última foto. Mientras miro antes de encuadrar, pienso en voz alta: Teníamos que haber hecho las dos! 

Cómo somos! Siempre inconformistas, siempre con ganas de más. 
Se que cuanto más escale, más ganas tendré de escalar, de estar en la montaña, aunque hoy, algo me dice que hemos acertado.
Nos vamos con una espinita clavada, pero satisfechos, como dice la canción de Heroes del Silencio, con La Chispa Adecuada.